En algunos países se conduce sobre la izquierda, en otros, la mayoría, sobre la derecha. En el pasado, desde los romanos, se conducía sobre la izquierda. Especialmente por 2 razones:
1 – La espada: Como la mayoría de las personas son diestras, cargaban la espada sobre la izquierda, para así tener el brazo derecho libre y más cercano a un oponente. Además, al cargar la espada sobre la izquierda a una persona diestra le resulta más fácil montar el caballo por el lado izquierdo.
2 – El látigo: El conductor se sentaba a la derecha y manejaba, las riendas con la izquierda y el látigo con la derecha. Debía conducir sobre la izquierda para asi evitar pegar a los transeúntes que caminaban sobre la acera. Si conducían sobre la derecha, podían lastimar con el látigo a los que iban caminando por la vereda.
A finales de 1700, en Francia y los Estados Unidos se comenzaron a transportar productos agrícolas en grandes vagones tirados por varios pares de caballos. Estos vagones no tenían asiento para el conductor, sino que el que manejaba iba sentado en el caballo trasero izquierdo, ya que quería que todo el mundo pase a la izquierda para que pudiera mirar hacia abajo y asegúrese de que mantenerse lejos de las ruedas del carro que se acerca de frente.
La Revolución Francesa de 1789 dio un gran impulso a conducir por la derecha en Europa. El hecho es que, antes de la Revolución, la aristocracia viajaba a la izquierda de la carretera, lo que obligó a los campesinos hacerlo por la derecha, pero después de la toma de la Bastilla y de los acontecimientos posteriores, los aristócratas prefirieron mantener un perfil bajo y circularon, como los campesinos, por la derecha.
En la Argentina
El 4 de octubre de 1944 se dictó el decreto por el cual se disponía que, a partir del 10 de junio de 1945, la circulación en el país de todo tipo de vehículo, debía realizarse por la mano derecha, en lugar de la izquierda, tal cual era el sistema imperante en ese momento. Se encomendó a la Administración General de Vialidad Nacional, instrumentar las medidas necesarias para cumplir con la citada disposición.
Como consecuencia de ello, se montó un amplio operativo de divulgación y se tomaron las medidas conducentes a posibilitar el cambio ordenado del sentido de circulación del parque vehicular. Se debió cambiar la señalización existente en las rutas nacionales y caminos provinciales y dictar clases explicativas para peatones y conductores de todo tipo de vehículo.
Se establecieron velocidades máximas más reducidas que las vigentes y se dispuso el uso obligatorio en todos los medios de transporte, de una placa – ubicada en su parte trasera – en la cual debía verse claramente una flecha con su punta orientada hacía la izquierda, para así indicar el lugar por donde debía adelantarse cualquier vehículo que circulara detrás.
La Administración General de Vialidad editó un folleto donde se especificaban las medidas que los conductores y los peatones debían respetar. A los transeúntes se les prohibía cruzar las calles a mitad de cuadra y les recordaba que deberían hacerlo por las esquinas “mirando hacía ambos lados”.
En otro párrafo se dirigía a la “mujer madre”, a las maestras, preceptoras o niñeras” pidiéndoles instruir a los niños, acerca de la nueva modalidad del transito vehicular.
En Buenos Aires se debió cambiar el sentido de circulación de muchas calles y por ende el cambio de recorridos de tranvías, ómnibus y colectivos. Todo esto significó que debieron cambiarse la señalización en uso y adecuar algunos empalmes y vías de tranvía.
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